La catedral de Magdeburgo

Catedral Dom de Magdeburgo_thumb[1]

La catedral de la ciudad de Magdeburgo, en Alemania, se encuentra frente a Domplatz, una plaza que parece haber sido renovada recientemente, en la que solo queda el recuerdo de lo que fuera el revestimiento de su suelo en la época de su construcción; una piedra nueva, que quiere asemejarse a la original. Dentro de ella, unos chorros de agua, como fuentes urbanas, que rebajan su intensidad y vuelven a subirla, buscando darle un poco de vida a la desolada plaza. Y no digo que esté bien o mal, las ciudades deben irse adaptando a los cambios y Magdeburgo sí que debe saber de eso, ya ha tenido que pasar por varios.

De todas maneras, la esencia de las construcciones que aun se mantienen en pie, se conserva intacta, como es el caso de la catedral, que con toda la razón es el edificio más representativo de la ciudad.

Fachada principal catedral Dom_thumb[1]

Este imponente edificio gótico está lleno de detalles, que ya empezamos a ver en algunas de sus puertas y podemos continuar encontrando en su interior. Tiene, cerca del altar, la tumba del emperador Otto Magno, muy bien custodiada por una construcción que la separa del resto del cuerpo de la iglesia; la misma que en otros tiempos, separaba a los fieles de los religiosos.

Construcción entre el altar y el cuerpo de la iglesia_thumb[1]    Altar Dom Magdeburgo, tumba del emperador Otto Magno_thumb[1]

En sí, el conjunto de la iglesia es sorprendente, tan majestuoso como en cualquier catedral gótica. También, tiene unos hermosos cuadros con relieve y santos en los laterales. Las estaciones del viacrucis, son tal vez, las más lindas que he visto.

Sin embargo, hay un lugar muy especial, que me encanta, un espacio al que ellos llaman “la entrada del cielo”. Cuando entré por primera vez, me encontré de inmediato a unas graciosas vírgenes, haciendo unas caras muy extrañas, con posiciones que no son las que se encuentran normalmente en una iglesia, y estaban muy tristes; al mirar hacia el otro lado, observé otras cinco que estaban muy felices; me parecieron tan curiosas que se me olvidó por un momento que no podía tomar fotos.

Ahora que estoy escribiendo sobre ellas, es que entiendo que se tratan de las necias y las sabias del evangelio; las que habían dejado agotar su aceite, por descuido, y las que habían sido precavidas y aun tenían su lámpara encendida. ¡Yo quiero ser de las segundas!

Vírgenes necias en la catedral Dom de Magdeburgo_thumb[5]   Vírgenes sabias en la catedral Dom de Magdeburgo_thumb[3]

Con detalles así, no puedo dejar de maravillarme, seguro que teniendo más tiempo allí adentro no dejaría de encontrar muchos más. Me encantan los lugares como este, una construcción como una cajita de sorpresas, así es la catedral de Magdeburgo.

 

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