La ruta de las fortalezas genovesas

Vista de la cisterna del acueducto y Forte Diamante

Apenas leer el nombre de esta ruta de senderismo, supe que debería estar allá y recorrerla entera. Nada mejor para escapar un día de la ciudad, que alejarse en las montañas, caminar y caminar. Mejor aún, cuando estas se encuentran tan cerca del centro y lleva tan poco tiempo llegar hasta ellas.

Ya había mirado varías veces en el mapa de Génova, que muy cerca de su centro histórico, se encuentra una zona verde enorme, que por la cantidad de cotas de nivel, ya daban una idea de lo altas que eran. Aún así, me sorprendí muchísimo al buscar el punto de partida y darme cuenta de que solo era necesario tomar, al lado de la iglesia de la Anunziata, el funicular Zecca-Righi -que además está gratuito- y bajarse en la última parada Righi. 

Ruta por las fortalezas de Genova, con perfil de altura

Se trata de varios fuertes –Forti en italiano- construidos entre los siglos XXIV y XIX para la defensa de la ciudad, en diferentes momentos de su historia. Con el tiempo han quedado inutilizadas, algunos ya convertidos en ruinas, pero al tiempo se nota qué se está haciendo un esfuerzo por darles un nuevo uso, a través de asociaciones o grupos que se encarguen de ellas. Por ejemplo, en el de Tenaglia, me encontré un aviso de “no entrar, propiedad privada”.

Una buena parte del recorrido transcurre a lo largo del sendero della mura, aunque con frecuencia el nombre del sendero corresponde al de la fortaleza a la que dirige, como la via al forte di Begato o la salida al forte della crocetta. De todas maneras el nombre del camino es lo menos importante, a veces hay incluso tres paralelos, aunque no siempre da igual cuál se elige. Por eso, hay que andar con mucho cuidado; también por la cantidad de piedras y lo desigual de las superficies.

Diría que aquí más que nunca, la meta es el camino, pero llegar arriba y ver Génova, ver su puerto, los barcos, el mar, es una gran recompensa. También los fuertes de Diamante y fratello menore que se ven tan lindos en sus colinitas, hacen que haya valido la pena tanto esfuerzo. Después de casi 6 kilómetros y dos horas de camino, alcancé el punto más alto, a 570 metros sobre el nivel del mar. Aquí decidí no seguir subiendo, pero si lo hubiera hecho por el sendero de las serpentinas, habría llegado a los 610 msnm, después de casi 9 kilómetros de senderismo. Continué hacia abajo, en sentido oeste, donde me esperaban los dos últimos fuertes.

Vista de Genova desde la montaña

Vista al puerto y al mar de Genova

Y así, después de 14 Kilómetros de caminata, regresé a casa feliz. Hace tiempo no tenía una experiencia tan maravillosa como esta, por la ruta de las fortalezas genovesas.

Mi primera impresión de Florencia

Panorámica de Florencia desde Piazzale Michelangelo

Desde hace tanto tiempo en mi lista y ahora llega espontáneamente. Florencia, ciudad histórica, tesoro de la arquitectura. Una visita de dos días, que te deja tocado para siempre. Así de inesperado llega este Post, para volver a dar vida a este blog, que aunque lo parecía, aún no estaba dispuesto a quedarse en el olvido.

Llegar a la cuna del renacimiento por sí solo ya valió la pena, todo lo demás es ganancia. Yo elegí ver cada rincón exterior y después de tres días intensos siento que no me quedó nada por ver, que incluso podría haber caminado y visto menos y también hubiera bastado. Así que dos días en Florencia son suficientes, si uno los organiza bien.

Nunca entendí por qué, a pesar de que solo puede entrarse en un horario específico, desde tempranas horas de la mañana y durante todo el día, habían constantemente alrededor de 50 personas haciendo fila para entrar a la torre y visitar la cúpula de Brunelleschi. Parece que la fila es inevitable. En general es difícil entrar a los museos o los jardines. Las enormes filas me recordaron a la noche de los museos, donde siempre hay tanta gente porque se puede entrar gratis. Tampoco entendí como es que la gente puede esperar tanto tiempo, para luego entrar junto a la misma cantidad de gente, a ver el mismo cuadro o escultura. Aunque si uno ya tiene las entradas, pues solo le queda esperar… Yo había decidido desde antes no entrar a ningún lugar y pienso que fue la mejor decisión.

No se si exista un mejor momento para conocer Florencia, pero definitivamente semana santa no es un buen periodo de viaje, incluso si se es religioso y se quiere participar de las ceremonias, es difícil dar con la información. Hay que preguntar una y otra vez y te están mandando todo el tiempo con los turistas. Dejaron las celebraciones tan herméticamente protegidas de los turistas, que nadie tiene idea de cómo funciona todo. Yo logré entrar a una oración del viernes santo en la catedral, pero no fue nada fácil dar con la puerta “secreta”. Dentro solo estaban las monjas y cinco personas más. Inmediatamente se terminó, nos estaban sacando. Tenían que cerrar, para poder abrir a los turistas.

¡Y todo parece una queja por aquí! Es solo que estuve muy muy cansada de estar rodeada de tantas personas que querían ir al mismo sitio que yo, tomar la misma foto, comprar la misma comida, usar la misma ruta… Pareciera que las guías de viaje recomendaran todas lo mismo. Solo en dos parques públicos encontré un poco de tranquilidad: la Piazza m. D’Azeglio y Piazza T. Tasso.

Entonces quedan solo dos opciones coherentes: o vas dos días y lo miras todo por fuera, o vas una semana y lo miras todo por dentro y por fuera, después de haber crecido en paciencia y tolerancia con los demás seres humanos. Como sea, vas a disfrutar esta maravillosa ciudad. Así que no me hagas mucho caso, esta es solo mi primera impresión de Florencia.

La catedral de Cagliari, un mundo de transformaciones

La que ha sido desde el año 1313 la catedral de la capital de Cerdeña, ha sufrido con el pasar del tiempo diferentes modificaciones en su estructura y estilo. Tantas como no había visto nunca antes.

La iglesia que originariamente estuvo situada en el área de santa Gilla, fue reconstruida en 1254 dentro de las murallas del castillo y cuatro años más tarde su estructura fue ampliada, aprovechando las obras de construcción del palacio episcopal y de fortificación del castillo. De su original estilo gótico queda muy poco a parte de su torre cuadrada. Su primera planta en forma de cruz latina, igual que la actual, estaba cubierta con un techo de madera y compuesta por tres naves. La fachada era de estilo románico y en ella estaban abiertos tres portales, de los cuales solo se conserva el arquitrabe del central.

En el S XVII se construyó en el naciente estilo barroco, el área presbiteral con la cripta en su parte inferior. Un poco más tarde, en 1669, por encargo al genovés Doménico Spotorno y al arquitecto Francesco Solari, se modificó la estructura románico-pisana levantando muros, sustituyendo las columnas por pilares y el techo original por uno de bóvedas y cúpulas. Así buscaban darle un estilo barroco a todo el edificio. También se erigió en la nave central un nuevo púlpito con el escudo del arzobispo De Vico, ubicado allí hasta ahora.

Sobresalen interiormente, a lado y lado de la puerta central, los dos ambones de piedra, esculpidos originalmente como una sola pieza entre 1158 y 1162 por el maestro Guillermo de Pisa para la catedral de la ciudad de Pisa, quien en 1312 se la regaló a la catedral de Cagliari. Los leones de piedra que estaban en su parte inferior fueron separados y llevados a la parte de adelante, donde siguen custodiando la entrada al altar.

 

 

En 1702 se iniciaron los trabajos de demolición de la fachada románica, para volverla barroca como habían hecho con el interior. Se le introdujeron pilares planos y acanalados y se revistió de mármol. En los primeros años del siglo XX se decidió demoler esta fachada barroca. La fachada actual fue reconstruida con base en el diseño del arquitecto Francesco Giarrizzo, entre 1933 y 1938. Tiene una inspiración románica y el recubrimiento fue hecho con piedra caliza, de las canteras de Bonaria.

La última intervención que se realizó en la iglesia fue en el año 2007, para restaurar las obras de madera, mármol y plata y el órgano. Ya veremos cuánto dura sin una nueva, la catedral de Cagliari, un mundo de transformaciones.

La catedral de Misnia

Meissen. Alemania

La ciudad de Misnia, un poco más conocida por su nombre en alemán, Meißen, posee en su punto más alto, su catedral. Las tres torres de esta enorme edificación, sobresalen en el paisaje, conformándolo junto con el río Elba. A su alrededor, se puede observar también el castillo que levantó, en el año 929, el rey Enrique I. En el año 968, el emperador Otón, la transformó en la sede episcopal del obispado, dependiente de Magdeburgo. Sin embargo, la construcción que podemos visitar actualmente es de 1520, reemplazando un edificio románico que se encontraba en su lugar. Según Goethe, admirador de su interior, este fue uno de los espacios más elegantes del estilo gótico.

Interior de la catedral

Detrás del altar de la cruz, se encuentra el coro alto, que es la estructura que separaba antiguamente el espacio destinado para los religiosos o monjes, del resto de la iglesia. Así como en la iglesia de santa Isabel en Marburgo, aunque aquí es de piedra y allá es de madera.

En la parte posterior, se encuentran las esculturas que representan a los fundadores, la pareja imperial: Otón I y su esposa Adelaida. Por último, el altar mayor, donde se ve la adoración de los reyes magos.  Las esculturas, al igual que las demás representaciones de la iglesia, fueron realizadas por artistas inspirados por el maestro de Naumburgo, uno de los artistas más importantes del siglo XIII. A mí me gustó mucho el púlpito, que aunque sencillo, está muy bonito.

El altar de la cruz

El coro alto

El altar mayor

El púlpito

La catedral posee cuatro capillas importantes: la capilla del príncipe, separada del resto de la iglesia por el portal del oeste. Fue añadida en la primera mitad del siglo XV, aquí enterraron a los miembros de la dinastía y estirpe aristocrática de Wettin. Allí mismo, en un lateral, se encuentra la entrada a la capilla de la tumba del conde Jorge, el último representante católico de los Wettin; la capilla octogonal, donde se encuentran tres figuras: un ángel, María y San Juan Bautista; y la capilla de todos los santos, que posee una gran riqueza arquitectónica, del gótico tardío. Fue añadida a un costado, detrás del altar mayor. Se puede ver desde el patio central del claustro, antes de entrar a la iglesia.

El portal del oeste

Capilla de la tumba del conde Jorge

Claustro

La sacristía, es ahora utilizada como salas de museo y exposición, desde que en el año 2000, fueran insertadas en la catedral, para exponer algunas obras y hablar sobre el tiempo de la edad media y la reforma. La iglesia es evangélica desde la reforma luterana.

Sacristía, como sala de exposición

Espero haber hecho un buen resumen de esta hermosa joya de la arquitectura gótica: la catedral de Misnia.

Catedral de la santísima trinidad

En mi visita a Dresde, pude estar de nuevo dentro de la Hofkirche. o iglesia de la corte; que corresponde a la iglesia episcopal del obispado de Dresde y Meissen, o sea, su catedral, desde 1980. Es la antigua y actual iglesia católica de Dresde. Me sorprendió no haberles hablado nunca de ella, y con este recordatorio, me animé a escribir sobre ella, que es hermosa; y tal vez no tanto, ni tan conocida, como la Frauenkirche (iglesia de nuestra señora) pero también tiene su encanto y su historia. Es la mayor construcción sagrada de Sajonia y su nombre es “Catedral de la santísima trinidad”.

La iglesia fue construida entre los años 1739 y 1754 en estilo barroco tardío, por el constructor italiano Gaetano Chiaveri. Es considerada una obra de arte europeo, ya que los más importantes artistas de la época, como Lorenzo Matielli, Anton Rafael Mengs, Balthasar Permoser, Josef Hackl, Ignaz Joseph Baur, entre otros; colaboraron con su ornamentación.

La nave central del templo tiene 52 m de largo, 17.5 m de ancho y 32 m de alto. El largo total de la construcción es de 92 m, el ancho de 54 m y la altura de la torre, 86 m. Su superficie total es de 4.793 m^2.. La iglesia fue consagrada en el año 1751, poco antes de su culminación.

Durante la segunda guerra mundial, específicamente, el 13 de febrero de 1945, las bombas destruyeron la iglesia. Gracias al cuidado y precaución que se había tenido, al retirar del templo diversas obras de arte, estas pudieron salvarse; entre ellas, estaban el órgano, la última gran obra de Gottfried Silbermann; solo la parte exterior del mismo es nuevo.

Al terminar la guerra se inició la reconstrucción de la catedral. En 1962, se pudo consagrar el nuevo altar mayor. La piedad de Friedrich Press, elaborada en porcelana de Meissen, recuerda el horror de la guerra; se produjo para la capilla de la memoria, en 1976.

       

Una completa obra de arte, un lugar hermoso que vale la pena visitar. Con una imponencia y claridad que deslumbran desde el momento de entrar en él. Cargada de historia, majestuosa e imperdible es la catedral de la santísima trinidad.

La capilla de san Antonio

La capilla de san Antonio está ubicada en Cali, en la colina que lleva su mismo nombre. Es un edificio que hace parte de la vida de los caleños, que ha visto transformar la ciudad en que habita y ha acompañado por más de dos siglos a sus habitantes. Por esta misma razón es muy querida, valorada y se convierte en una visita obligada para quienes llegan a Cali. Finalmente, no pude encontrar la Ermita abierta, entonces, siguiendo con esta ciudad, he venido a presentarles esta. Que por cierto también encontré cerrada, pero al tocar en el monasterio, nos dejaron entrar a conocerla.

Historia

Ya desde 1743 se tenía el deseo de fundar una capilla en lo alto de la colina, para que fuera auxiliar de la parroquia de San Pedro; en la cual se encontraba una capilla dedicada a san Antonio. Por esta razón, y debido a que ya existía, en ese momento, la cofradía de san Antonio de Padua, la nueva iglesia recibió su nombre de esta devoción.

El 12 de junio de 1744, en la víspera de la fiesta de san Antonio, se realizó una escritura pública, en la cual vecinos donaban dos cuadras de tierra para construirla; pero esta acción fracasó. En 1746, Don Juan Francisco Garcés de Aguilar donó dos cuadras de largo y dos de ancho para que, finalmente, pudiera fundarse en el lugar escogido, desde donde dominaría la ciudad.

   

Restauraciones y modificaciones

En 1786 se realizó una ampliación del presbiterio. En 1803 sufrió modificaciones por algunas reparaciones hechas. Entre finales de los años 20 y comienzo de los 30, se realizaron arreglos en los techos, por peligro de desplome. En 1941 se iniciaron trabajos de restauración, que tuvieron que ser suspendidos por el temor popular, que llevó a verlos como una transformación de la misma. Estos se retomaron en 1944 y terminaron en 1947, cuando ya cumplía los doscientos años.

En 1951 se restauró el altar mayor, de estilo rococó en madera labrada y se abrieron ventanas para mejorar la iluminación del edificio. En 1953 se reemplazaron las escaleras de piedra, por cemento. El techo central fue también restaurado, en 1967; estaba con forma de artesa con fondo en madera y tirantes rústicos.

           

La última intervención completa que tuvo la capilla de san Antonio, fue entre 1971 y 1972, donde fue despojada de todas las reformas que había sufrido, incluyendo adornos, imágenes, altares y demás elementos que se le habían ido insertando. Esto, buscando devolverle al aspecto original y sencillo que había tomado de su estilo colonial.

Actualidad

Desde el 25 de abril de 1967, fecha de inauguración de la casa contigua a la capilla, la comunidad de monjas clarisas, se encargan del cuidado y del culto de la misma. Se trata de una comunidad de monjas de clausura, que viven en el que ahora es el monasterio Santa Clara, que sigue quedando a un costado y se encuentra bien comunicado con la capilla.

Ellas tienen horarios de atención hasta las 4.30pm, para recibir información o visitarlas y venden pequeños artículos religiosos, galletas y vino para su sostenimiento, en la puerta lateral izquierda de la fachada principal. Cada día, a partir de las 5.30pm se abre, para todos los visitantes, la capilla de san Antonio.

   

La iglesia de santa Margarita de Antioquía

La iglesia o basílica de santa Margarita de Antioquía, uno de los monumentos de las Cinque Terre, se encuentra ubicada en Vernazza, una de las cinco tierras de Italia, emplazadas en la región de Liguria. Casi desde el momento en que se llega a Vernazza, se tiene visibilidad de la misma, por estar muy cerca de su pequeña bahía y ser, a su vez, el edificio más llamativo del lugar.

Historia

Se piensa que la iglesia fue construida en los años siguientes a 1300, tal vez basada en una primera capilla existente, fundada en el mismo lugar de su emplazamiento actual; fue citada por primera vez en 1318. Al estudiar algunos elementos estructurales de la actual construcción, se puede afirmar que fue levantada en la primera mitad del siglo XIII. Sin embargo, ha tenido modificaciones a lo largo de su historia, incluyendo la modificación de su fachada y de algunos elementos típicos del gótico liguriano.

Arquitectura

El edificio presenta características inconfundibles. Fue construido sobre las rocas de la pequeña bahía y está compuesto de dos partes diferentes, una más antigua hacia el lado de la plaza y la otra que descansa sobre un gran arco de soporte. La iglesia fue ampliada entre los siglos XVI y XVII, llevando a la destrucción de la fachada medieval original, que probablemente estaba adornada con un rosetón central, como las demás parroquias de las cinco tierras. Se le adicionó también una cúpula, con respecto a la construcción inicial.

Al interior de la iglesia se accede a través de una puerta que ha sido abierta en el ábside de la plaza, al entrar, inmediatamente se encuentran unas escaleras. Después de subirlas se puede observar la totalidad de la basílica. La planta de la iglesia es de tres naves, con un claro estilo románico, que se hace evidente por las robustas columnas de piedra, que sostienen los arcos de medio punto.

Las columnas medievales se distinguen, claramente, por el uso de la piedra negra, a diferencia de las renacentistas, construidas en piedra arenisca.

   

Su campanario se funda en cuatro pilares de la iglesia, con una base cuadrangular, que se eleva luego de manera octagonal, hasta alcanzar los 40 metros de alto. Su proximidad al mar y su imponencia representaron un punto fuerte en el sistema de defensa de Vernazza.

Elementos interiores

La actual mesa del altar se encuentra ubicada en la zona central del presbiterio y corresponde a la original, que fue colocada allí después de la restauración del siglo pasado. En la parte del ábside está puesto un tabernáculo que data del siglo XV. La pila bautismal fue obtenida de un púlpito del siglo XVII.

Sus ventanas son ajimezadas, esto quiere decir que están divididas en el centro por una columna, de la cual parten dos arcos simétricos. Están abiertas hacia el mar, por lo que permiten divisar desde el interior, toda la bahía.

   

Siempre encuentro muy interesante aprender sobre arquitectura, recordar conceptos y verlos materializados en los lugares que se visitan. Por esto, he disfrutado mucho de esta visita y a su vez de escribirla para todos los que están allí leyéndome. Ojalá que la hayan disfrutado y como yo, hayan podido aprender mucho de esta, la iglesia de santa Margarita de Antioquía.

 

¿Quieres conocer más sobre las cinco tierras?

– Riomaggiore en fotos

– Manarola, una tierra con encanto

– Monterosso al Mare

La catedral de Magdeburgo

La catedral de la ciudad de Magdeburgo, en Alemania, se encuentra frente a Domplatz, una plaza que parece haber sido renovada recientemente, en la que solo queda el recuerdo de lo que fuera el revestimiento de su suelo en la época de su construcción; una piedra nueva, que quiere asemejarse a la original. Dentro de ella, unos chorros de agua, como fuentes urbanas, que rebajan su intensidad y vuelven a subirla, buscando darle un poco de vida a la desolada plaza. Y no digo que esté bien o mal, las ciudades deben irse adaptando a los cambios y Magdeburgo sí que debe saber de eso, ya ha tenido que pasar por varios.

De todas maneras, la esencia de las construcciones que aun se mantienen en pie, se conserva intacta, como es el caso de la catedral, que con toda la razón es el edificio más representativo de la ciudad.

Este imponente edificio gótico está lleno de detalles, que ya empezamos a ver en algunas de sus puertas y podemos continuar encontrando en su interior. Tiene, cerca del altar, la tumba del emperador Otto Magno, muy bien custodiada por una construcción que la separa del resto del cuerpo de la iglesia; la misma que en otros tiempos, separaba a los fieles de los religiosos.

   

En sí, el conjunto de la iglesia es sorprendente, tan majestuoso como en cualquier catedral gótica. También, tiene unos hermosos cuadros con relieve y santos en los laterales. Las estaciones del viacrucis, son tal vez, las más lindas que he visto.

Sin embargo, hay un lugar muy especial, que me encanta, un espacio al que ellos llaman “la entrada del cielo”. Cuando entré por primera vez, me encontré de inmediato a unas graciosas vírgenes, haciendo unas caras muy extrañas, con posiciones que no son las que se encuentran normalmente en una iglesia, y estaban muy tristes; al mirar hacia el otro lado, observé otras cinco que estaban muy felices; me parecieron tan curiosas que se me olvidó por un momento que no podía tomar fotos.

Ahora que estoy escribiendo sobre ellas, es que entiendo que se tratan de las necias y las sabias del evangelio; las que habían dejado agotar su aceite, por descuido, y las que habían sido precavidas y aun tenían su lámpara encendida. ¡Yo quiero ser de las segundas!

  

Con detalles así, no puedo dejar de maravillarme, seguro que teniendo más tiempo allí adentro no dejaría de encontrar muchos más. Me encantan los lugares como este, una construcción como una cajita de sorpresas, así es la catedral de Magdeburgo.

 

Otros artículos de Magdeburgo:

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El claustro museo de nuestra querida señora

La ciudadela de Hundertwasser

 

La catedral de san Sebastián

La catedral románica de san Sebastián, en Magdeburgo, hace parte de la ruta alemana “Strasse der Romanik”, una de las más populares entre los turistas; donde pueden apreciarse 80 construcciones en la arquitectura típica del periodo románico, repartidas en 65 ciudades o pueblos, principalmente, del oeste de Alemania.

La iglesia fue fundada por el arzobispo Gero alrededor del año 1015, como parte del convento de la colegiata, en honor a san Sebastián y a san Juan evangelista. Cerca del año 1150 se construyó una nueva basílica con planta cruciforme, cuya estructura puede observarse hasta la actualidad.

En las torres se pueden apreciar ventanales de tres arcos, con capiteles anchos y diferenciados entre una y otra, que demuestran que las mismas, fueron construidas en diferentes periodos. Los muros exteriores fueron reestructurados en el siglo XV para construir una iglesia gótica de tres naves; al interior, todavía pueden observarse elementos románicos.

   

Después de pasar por diversos propietarios y usos, en 1876 fue transferida a la iglesia católica y fue renovada con piedras homogéneas en las bóvedas y más tarde pintada con colores intensos. A finales de la segunda guerra mundial se produjeron daños que conllevaron a otra renovación. En los 80´s se llevó a cabo la reparación del techo, las fachadas y mejoramientos en su interior.

Las ventanas del coro son del año 1992, la del centro representa la última cena, la de la izquierda tiene figuras del antiguo testamento y la de la derecha, del nuevo. El altar mayor fue tallado en madera entre 1510 y 1520 y tiene en su parte superior ocho santos. La pila bautismal fue esculpida en piedra arenisca y es obra de Friedrich Schötschel.

   

   

Y dejando un poco de lado la arquitectura, pasando a aquellos objetos o detalles que más me gustaron, encontramos las tallas en madera que están colocadas delante de las primeras bancas, perfectamente elaboradas y que representan acontecimientos relacionados con los cuatro evangelistas y su predicación. El sagrario, que siempre visito y al que no suelo tomarle fotos; en esta ocasión no pude resistirme, al verlo tan esbelto y refinado, con toda la sencillez y elegancia a la vez. Una escultura que representa el momento en que un ángel viene a advertirle a Abraham que no sacrifique a su hijo Isaac, me encanta la expresión en su mirada, tan real, como diciéndole: ¡créeme!. Y por último, el altar lateral, sobre María, con algunas escenas de su vida en la parte central y rodeada de 12 santos; este se encuentra en la iglesia desde el año 1500.

   

   

A pesar de tantas mezclas y renovaciones o tal vez a causa de ellas, encontré en ella a una iglesia supremamente simbólica, cargada de detalles, de delicadezas y de silencio; convertida en un verdadero lugar de recogimiento, incluso con su gran tamaño, y que permanece abierta todo el día, situación que no es común en Alemania y la hace mucho más privilegiada. Por todo esto, sin pensarlo dos veces, volvería a visitar la catedral de san Sebastián en Magdeburgo.

 

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La capilla de santa María Magdalena

De monasterio a museo de arte

La capilla de santa María Magdalena

La capilla de santa María Magdalena lleva más de 685 años haciendo parte de la historia de Magdeburgo, está ubicada al lado de la iglesia san Petri y fue erigida el día del Corpus Christi del año 1315.

Historia

Su nombre y existencia vienen de un antiguo relato. Se cuenta que un muchacho hurtó unas hostias consagradas de la iglesia de san Petri. Al otro día quiso devolverlas, pero en el camino, poco antes de llegar, prefirió arrojarlas entre unas piedras. Más tarde, pasaba por allí un cochero; sus caballos se detuvieron en este lugar y él no podía conseguir que se movieran. Se bajó para inspeccionar qué era lo que los detenía, encontrándose con las hostias.

La noticia de la profanación del cuerpo de Cristo corrió por toda la ciudad y como penitencia para la reparación de la ofensa, se construyó la capilla con el nombre de María Magdalena, como se llamaba el convento vecino, para pecadora arrepentidas.

Construcción

La capilla se construyó en estilo gótico, con cinco ventanas en el coro, que la iluminan, dándole elegancia y vida a su interior. Debido a la imposibilidad de usar arbotantes, por el poco espacio que se tenía, las paredes debieron hacerse muy robustas y la sección inferior en forma de cilindro con techo abovedado.

Reconstrucciones

En 1631, durante la guerra de los 30 años, la capilla fue completamente destruida; en 1714, fue reconstruida con un techo en estilo barroco; y entre 1846 y 1848 se restauró el techo abovedado en forma de cruz y se construyó un balcón, para colocar el órgano, soportado en dos arcos con un pilar central. Durante el bombardeo de los aliados sobre Magdeburgo, el 16 de enero de 1945, el techo fue destruido completamente, quedando sus paredes en pie; por lo que en 1966 fue reconstruida su cubierta en el estilo original.

Usos

En 1382 fue transferida al convento vecino, que fue utilizado en la época de la reforma como escuela de niñas y refugio para mujeres solteras. Hasta 1980 fue utilizada por la congregación protestante de los luteranos viejos y en 1989 se convirtió en museo para conmemorar a Lázaro Carnot, un revolucionario francés fallecido en Magdeburgo.

Desde el 20 de junio de 1991 el concilio de la ciudad la entregó a la institución SUSIDIARIS, dedicada al desarrollo religioso y social de Magdeburgo. Para que así, pudiera ser usada para lo que fue concebida en principio. Desde entonces, se abre diariamente, buscando ser un lugar de silencio y reflexión; y un punto de interés y deleite para los ojos de los habitantes y turistas.

De esta manera, no hay excusa para no visitar este hermoso y recogido lugar en Magdeburgo, que es la “Magdalene Kapelle”, la capilla de santa María Magdalena.