El desfile de la familia Tangarife

La tradición más importante de las fiestas de Ciudad Bolívar es el desfile del arriero y de la familia Tangarife. Se podría decir que es el evento central de las fiestas, que ha pasado de generación en generación y representa la manera como estaban compuestas las familias antioqueñas, años atrás. Yo no sé si en realidad existió una familia de apellido Tangarife o cuál sea la historia exacta de la misma; lo que sí, es que fue a ella a la que le tocó mantener viva la historia paisa y seguirla mostrando año tras año.

La familia Tangarife es bastante amplia e incluye personajes característicos de cualquier pueblo de Antioquia. Nos devuelve a esos años en que las señoras tenían 10 o 12 hijos y las familias eran numerosas y por lo tanto, se encontraba de todo en ellas. Lleva algo de la cotidianeidad en aquel entonces, ligado a las demás tradiciones y costumbres de Ciudad Bolívar.

Dentro de los personajes Tangarife, se incluye a los abuelos, el señor con la señora que va a dar a luz, la viuda, los novios que van para la iglesia, las solteronas, la quinceañera (en Colombia se celebra una fiesta cuando las niñas cumplen 15 años), los niños, el bobo, la profesora, la loca del pueblo, el sacerdote y otros más. Este año todos los de la familia salieron a caballo, anteriormente, iban caminando e incluso interactuaban con los espectadores.

   

   

Detrás de ellos, iban las mulas llevando el equipaje y sus enseres, recordando que estamos en una tierra de arrieros, en la cual se vivió de esta manera y de alguna manera aun se sigue haciendo. En la cual las tradiciones se mantienen vigentes y cada año se traen a la memoria de muchas personas, propias y visitantes. De la mano del que se ha ido volviendo el lema de las fiestas: “Arrieros somos y en Ciudad Bolívar nos encontramos”.

   

    

Y aunque estos son los personajes centrales del desfile, solo componen un tercio del mismo. A partir de ahí, continúa con diversas presentaciones, en algunos casos vestidos típicamente, representando la cultura del municipio; como en el caso de las recolectoras de café. Ellas buscaron hacer un pequeño homenaje a esas personas que trabajan fuerte para que podamos tener café en casa. Y sí que es duro… alguna vez intenté coger los granos de un palo de café y conseguí solo cuatro en casi 10 minutos (hay que hacerlo con mucho cuidado para no dañar la rama) y a cambio, unas 20 picaduritas de zancudo. ¡Hay que trabajar mucho para llenar la vasija, todos mis respetos para ellos!

 

Abundaron las comparsas, grupos de danzas y folclor, bandas marciales y representaciones similares, tanto de Ciudad Bolívar, como de otros municipios invitados. Iban acompañadas de mucha música, baile y sabor. Hasta los indígenas del municipio, ubicados en el corregimiento de farallones, se unieron a las danzas, representados por sus niños.

   

   

   

Y como no podía ser de otra manera, los últimos arrieros fueron los encargados de cerrar el desfile de la familia Tangarife.